La Grecia de siempre deja fuera de los cuartos a Rusia

El gol de Karagounis permite a los griegos avanzar hasta cuartos de final y manda para casa a los rusos. Se enfrentarán en la siguiente ronda al campeón del ‘grupo de la muerte’

Grecia es la Italia del siglo XXI. Con sus cosas buenas y malas, pero sobre todo con las buenas. Ese gen competitivo que alguien ha instaurado en este equipo volvió a aparecer en el momento menos pensado. Lo que prometía ser una fiesta rusa se convirtió en tragedia. Y lo que hacía intuir un triunfo del fútbol vistoso y cuidado de Rusia se tornó en un homenaje al plomizo y defensivo argumento griego.

Es cierto que los de Fernando Santos avisaron primero con un remate de cabeza de Katsouranis que sacó Malafeev con apuros. El portero del Zenit volvió a dar sensación de nervios. No ha sabido congeniarse con Berezutskiy e Ignashevich, también temblorosos, y el debate sobre su titularidad por delante de Akinfeev ha acabado por chirriar en exceso.

Pese a ello, cuando el balón estuvo alejado de ese triángulo peligroso se volvió a ver a la Rusia florida y rimbombante de los dos anteriores partidos. Dzagoev surgió entre el humo con un lanzamiento que se le fue alto, Shirokov también lo probó desde lejos y Zhirkov convirtió su banda izquierda en una pista de despegue y aterrizaje. Ver al lateral del Anzhi subir al ataque como cuando lo fichó el Chelsea fue de lo poco destacado de los rusos anoche.

No daba la sensación de que hubiera que preocuparse demasiado por un posible alzamiento de los griegos. Rusia fantaseaba con los cruces de cuartos y aún le daba para otear de vez en cuando la portería de Sifakis, invitado inesperado tras la lesión de Chalkias el anterior partido.

Gol clave. El partido estaba en punto muerto. Estancado. Justo lo ideal para Grecia. Cuenta en los últimos años el conjunto heleno con la sabiduría futbolística de su parte. Aquella que aparece de manera puntual para diferenciar entre hombres y niños, entre sabios y aprendices.

Los griegos, por alguna extraña razón, se han convertido en doctos entendedores de este juego y ese oficio se tradujo en un gol clave antes del descanso. Fue de Karagounis, como era de esperar. Y fue tras error de Ignashevich, como también anunciaban sus fallos junto a los de Berezutskiy. Huelga decir que el gol no pasará a la historia. Un saque de banda hacia el horizonte que sólo puede aprovechar quien rasca y rasca hasta encontrar el premio. O lo que es lo mismo, Karagounis.

El tanto tuvo el influjo que tantas veces deja entre los rivales que se saben superiores. Rusia quedó noqueada y no tuvo la cabeza fría como para jugar y no pensar. Denisov lo buscó desde lejos, pero quien más cerca estuvo de marcar fue Tzavellas con un tiro de falta al palo. Ni siquiera al final, con un remate de Dzagoev a la desesperada, llegó la forma de quitarse el corsé. Rusia está fuera. Sorpresa. O no tanto. Le ganó la Italia del siglo XXI.

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